Una de las cosas más difíciles para muchos de nosotros es aprender a sentirnos merecedores…¿por qué? Porque vivimos en la cultura del esfuerzo
“Tenemos que ganarnos las cosas para merecerlas”. Y esta es la creencia más dañina para la seguridad y el autoestima.
Todos venimos cargando con un montón de creencias limitantes desde nuestra infancia, ¿basadas en qué? En lo que nos dijeron, en lo que vivimos, en lo que vimos, en lo interpretamos, en cómo nos trataron, en cómo nos sentimos tratados… entre otras cosas….Y esta suma va dando forma a lo que creemos de nosotros mismos.
Una de las creencias más limitantes es precisamente la del merecimiento y la legitimidad…
Porque gran parte de “las parálisis” y sufrimientos que experimentamos día a día vienen por que no nos sentimos con la legitimidad o el merecimiento de…. “no merezco tal cosa”. Como por ejemplo:
"No me merezco un buen trabajo.
No me merezco una pareja que me haga sentir feliz.
No me merezco amigos con los que la pase bien.
No me merezco una vida tranquila, tengo que hacer y hacer…
No me merezco descansar y no hacer nada.
No me merezco disfrutar de mi tiempo libre."
Y así con todo lo que se nos ocurra que una persona puede querer, pero en el fondo sentir que no se lo merece.
Pero es tan sutil a veces esta creencia que ya la vivimos como normal…a tal grado que hay que trabajarla para hacerla consciente
Pero ¿cuál es el límite? ¿Hasta dónde tenemos que llegar para sentir que merecemos algo sin tener que seguir esforzándonos eternamente?
En la cultura y la educación todo lo que se considera valioso es porque se obtuvo a través del esfuerzo, el sacrificio y el trabajo.
Si algo no se obtiene por nuestros medios, no sólo no se considera valioso, sino que, incluso, puede ser algo negativo en la vida de la persona y nosotros mismos, podemos sentirnos incómodos o no merecedores de tener algo que no es producto del esfuerzo.
La consciencia del merecimiento.
La consciencia de merecimiento tiene que ver con las creencias fundamentales, cuya raíz está no en lo que somos, sino en lo que creemos que somos.
“No soy digno para merecer”…
Recordemos que nosotros somos los que construimos nuestra realidad a través de nuestros propios pensamientos; los pensamientos que generamos en nuestra mente son los que nos hacen ver la realidad tal y como la percibimos.

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